Todo era decepción para el noruego Casper Ruud hace una semana cuando caía en la final del Master 1000 de Montecarlo ante el griego Stefano Tsisipas. No solo significaba caer en su segunda final de un torneo de esa magnitud, sino que acumulaba su quinta final perdida de manera consecutiva desde su último título en Estoril el año pasado.
Sin embargo tres días después del 14 de abril, día en que perdío el partido por el trofeo empezó otro desafío para el tenista de Oslo. EL ATP 500 de Barcelona, empezó muy bien para el número seis del mundo al derrotar 6-4/6-3 al francés Alexandre Müller. En octavos de final batió en sets corridos al australiano Jordan Thompson, lo mismo hizo en la siguiente instancia ante Mateo Arnaldi. En semifinales tuvo un partido con un primer set complicado ante Tomas Etcheverry, donde tuvo que salvar un set point en contra para terminar ganando el tie-break por 8-6 y finalmente en el segundo set logró romper el saque del argentino en el sexto game y desde ese momento no volvió a mirar para atrás y se metió en la final.
El desafío era doble para Casper, ganar su primer ATP 500 y derrotar al ateniense, el mismo que siete días atras le había arrebatado el título en Mónaco.
Las cosas no comezaron bien para Ruud, debido a que entregó su servicio en el primer juego, pero luego pudo devolver el break y ganar el primer set por 7-5 tras rompele el servicio a Tsisipas cuando este buscaba llevar las cosas al tiebreak. En el segundo set, el noruego elevó su nivel, obtuvo una rotura en el cuarto game y lo terminó ganando por 6-3, para alzar la copa en la Pista Rafa Nadal. De esta manera cerró un sensacional torneo en el que no perdio ningún solo set.
Agencias 