Inseguridad: cualquier día puede aparecer la mano delictiva

La inseguridad recorre las calles porteñas. La delincuencia ataca por las noches heladas de la capital, dejando a las víctimas desamparadas a la luz de luna. Febo asoma, ya sus rayos iluminan el camino hacia la comisaría, con el objetivo de efectuar la denuncia del delito. Una odisea que se repite constantemente, no sólo en Buenos Aires, sino que también a lo largo y ancho de todo el país. 

“No me di ni cuenta, me lo sacaron [celular] de la nada. Para cuando me enteré ya seguro el chorro se había bajado del bondi. Están terribles últimamente, a mi primo también le afanaron el celular hace poco” – Martín, 23 años.

Si bien se supone que el gobierno de la ciudad cuenta con un sistema de “Mapa del Delito”, conformado por un sistema único y centralizado de denuncias (SUD), cuya información alimenta el mapa, estas medidas no se traducen a la realidad de los argentinos. El mapa empezó a formarse en 2017 a partir del análisis de la información delictiva. Fue formado en el marco de la Ley 5.688 que creó el Sistema Integral de Seguridad Pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Policía de la Ciudad.

“Salíamos del boliche con unos amigos el otro día a eso de las cinco y viene un grupo de adelante, diciendo que si tenía plata para darle y que se yo, y empezamos a forcejear. Uno me rompe una botella en la cabeza […] Terminé en el hospital con dos puntos.” – Benjamín, 21 años.

Se pone en juego la integridad de los ciudadanos, la propiedad privada de los mismos, e incluso la propia identidad: “A mi vieja la hackearon la cuenta de instagram, y en la policía nos dijeron que no pueden hacer nada […] ¿Osea que si alguien se hace pasar por mi mamá y se mete en un quilombo la que queda pegada es ella? es insólito” – Catalina, 21 años.

Como si fuera poca cosa el hecho delictivo en sí, los ciudadanos también tienen que pasar por un proceso de denuncia policial conflictivo y prolongado: “[…] fui a la comisaría y me paró el policía de la entrada, le expliqué que me robaron la billetera y me dice ‘pasá’, bastante de mala gana. Estuve sentada cuatro horas hasta que me atendieron, porque había una sola mina para tomar la denuncia. Al principio no me quería dar bola, medio que me estaba boludeando. Me calenté porque no es como que tenía ganas de estar ahí, viste. Cuando salté me tomó la denuncia. Es más, me dijo ‘menos mal que saltaste, porque no te iba a atender en un rato más’, ¿osea que si no te enojas no te dan bola? no entiendo la verdad. Encima que yo estaba ahí para dar de baja mi DNI que me afanaron, me tengo que fumar maltrato, no puede ser así” – Catalina, 21 años.

Estas historias y muchas otras se repiten constantemente. Cualquier rincón de la ciudad es un misterio y un enigma. Lamentablemente, cualquier día puede aparecer la mano delictiva.  La inseguridad es una problemática latente en la sociedad argentina, y una cuestión a solucionar urgentemente.

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