Benjamín de la Torre es un joven de 21 años, estudiante de Relaciones Públicas e Institucionales. Por la semana, cursa y trabaja de cadete en una financiera. En los findes, le gusta salir con sus amigos a algún boliche local. Este viernes 24 de mayo el destino nocturno fue Afrika: una discoteca situada en Junín al 1787, entre las calles Guido y Vicente López. Parecía ser una noche cualquiera para Benja, pero tendría un desafortunado desenlace.
De la Torre, junto a su hermano mayor Mateo, salió del establecimiento alrededor de las cinco y media de la mañana. A punto de emprender la vuelta hacia el hogar, se encontrarían con un imprevisto: los hermanos no habían caminado ni media cuadra cuando fueron asaltados. Resultaba ser que había cuatro delincuentes rondando las cercanías del boliche, a la espera de encontrarse en una situación de este calibre. Los criminales les pidieron entonces dinero a los jóvenes y, ante la negativa de estos, empezaron un enfrentamiento físico. El encuentro llegó a su conclusión cuando uno de los ladrones le estrelló una botella en la cabeza a Benjamín. Tras el impacto, los atacantes se prestaron a la huida.
En diálogo con el damnificado, compartió su experiencia: “Estaba acompañado de mi hermano. A eso de las cinco AM, salimos juntos del boliche, ese que queda enfrente del Cementerio de Recoleta. Ni bien hacemos 10 metros de caminata, vimos un grupo de cuatro tipos. Habrán tenido entre 20 y 25 años de edad. Uno de ellos me vino a pedir plata, me quiso “manguear”. Le dije que no tenía nada, pero se me puso insistente. Entonces lo empujé, pero para que se aparte, no para pelear. Se ve que esto lo enojó, porque empezó a acercarse cada vez más. Yo intenté apartarlo otra vez, pero ahí me agarró de los brazos. Entre forcejeos, terminamos los dos en el piso. No llegué a ver cómo, pero a mi hermano le pasó lo mismo con otro del grupo. A todo esto, en estas dos peleas por separado había dos tipos que sobraban. En plena lucha, uno de estos pibes me partió una botella de cerveza en la nuca. Ahí terminaron los agarrones y se fueron los cuatro corriendo. En el momento no me dolía: no me había dado cuenta que me había cortado. Estábamos volviendo a nuestras casas y ahí Mateo me dijo que me estaba sangrando la cabeza. Era un corte profundo, había mucha sangre.”
Afortunadamente, De la Torre recibió asistencia rápidamente: “Fuimos hasta la esquina, donde por suerte nos encontramos un policía. Le explicamos la situación y enseguida me llamó una ambulancia. En ese momento me encontré con algunos de mis amigos con los que había salido. Cuestión que llegó la ambulancia y me subí con mi hermano y un amigo. El resto fue en taxi: nos vimos en el Hospital Fernández, cerca del Parque Las Heras. Ahí me cosieron, me pusieron tres puntos en la cabeza. También terminé con un rasguño en el cuello.”
En adición a su historia, Benjamín no dudó en expresar su indignación: “Cuando llegué a mi casa y pude pensar más en lo que había pasado, me enojé mucho. La inseguridad que hay ahora es terrible. Esto que me pasó a mí fue en pleno Recoleta: una zona que en teoría debería ser segura. La realidad más impactante es que Afrika queda a dos cuadras de una comisaría, la de Las Heras y Ayacucho. Es de no creer la impunidad con la que pasan estas cosas. No son capaces de poner policías ahí. Realmente, hoy te pueden robar en cualquier lado acá. Uno tiene que cuidarse y estar atento a todo momento. Yo estaba a cinco o seis cuadras de mi casa, no me iba a tomar un taxi. Pero evidentemente hay que volverse en grupo o en auto, llevando a la gente de puerta en puerta. Es increíble.”
Otra situación de esta índole a la salida de un boliche. Lo acontecido en la madrugada del sábado parece ser una repetición de incontables escenarios previos. En este caso, el conflicto tuvo como protagonistas a cuatro delincuentes callejeros. Como suele ocurrir, estos atacantes continúan en libertad. Y la peor parte se la llevó Benjamín, que terminó la noche en el hospital.
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Agencias 