Lesiones de ligamentos: «un estrés elevado incrementa el caldo de cultivo que para que se instale una lesión»

Las lesiones de ligamentos se han vuelto demasiado frecuentes: en apenas 3 meses, hay 21 jugadores de 14 equipos diferentes de la Copa de la Liga Profesional con este grave padecimiento. La etapa de recuperación suele ser de 8 a 10 meses. Es por eso que nos contactamos con Sebastian Blasco, psicólogo deportivo, para que nos cuente la influencia que tiene lo mental y emocional en estos casos. 

Blasco es actualmente director de la Diplomatura en Psicología del Deporte de la Universidad Austral, además es miembro fundador de la Fundación Centro de Logoterapia y Análisis Existencial (FUCLAE), donde contribuye activamente al crecimiento y difusión de conocimientos en el campo de la psicología. En su trayectoria profesional, ha trabajado con equipos de élite como Racing Club de Avellaneda, Ferrocarril Oeste, la Selección argentina de fútbol sub-17, así como en las juveniles de la Selección argentina de voley masculino.

Sebastian Blasco contando «La paradoja del fracaso: El penal que cambió mi vida» en la charla TedXBariloche

La mayoría de los análisis acerca de las lesiones ligamentarias, se quedan tan solo en lo apretado que es el calendario, los botines que se utilizan, el mal estado del campo, pero el licenciado Blasco le comentó a Agencia Uces que es algo que se debe analizar de una manera más global: “La realidad es que la lesión tiene que ser contemplada desde una vertiente integral. No podemos hacer reduccionismos e intentar explicar todo por razones meramente psicológicas ni meramente deportivas. Ahora, con esta aclaración sí podemos decir que, dentro del área psicológica, el factor emocional tiene cierta incidencia para poder fomentar una predisposición a que acontezca una lesión. Y, sobre todo, el factor más predisponente tiene que ver con el estrés. Diferentes investigaciones marcan que un estrés elevado incrementa el caldo de cultivo para que se instale una lesión”.

Además, en relación al gran aumento en la cantidad de lesiones ligamentarias, agregó: “hoy por hoy el deporte está catalogado dentro de lo que es la industria del entretenimiento. Tenemos cada vez más estímulos, con menos descanso. La gran visibilidad y la exposición que tienen los deportistas, las redes sociales que incrementan esta visibilización generan muchas veces una gran presión. Y este estrés, esta presión, esta ansiedad, cuando no puede ser canalizada a través de la palabra, puede expresarse muchas veces en el cuerpo”.

Llamado a la conciencia

Por otro lado, explicó que la enorme exigencia hacia los jugadores los vuelve más vulnerables. “Ojalá esta noticia que cobró mucha visibilidad del incremento de lesiones en el fútbol sea un llamado de conciencia también para los espectadores, para los medios de comunicación, para nosotros que estamos del otro lado, y a partir de ver el sufrimiento o el padecimiento de los deportistas, poder entender que nuestra expectativa, nuestra exigencia hacia ellos es mucha. Estaría bueno que seamos un poco más empáticos y comprensivos, tomando en cuenta que son personas que tienen los mismos padecimientos que nosotros”.  

Asimismo, aseguró que la mejor forma de canalizar o controlar la ansiedad, el estrés, la presión, es haciendo foco en los vínculos genuinos y auténticos, en la familia, en los intereses propios, restándole importancia al deporte, que es simplemente un juego y que lo importante es poder disfrutarlo. “Si volvemos a tomar contacto con la motivación básica inicial de por qué y para qué hacemos lo que hacemos, que es para poder disfrutarlo, tal vez se relativice esa expectativa ajena que no nos corresponde y la cual no tenemos que hacernos cargo”, concluyó.

El desafío de la recuperación

– ¿Cuáles son los principales desafíos emocionales que enfrentan los deportistas ante una lesión? ¿Cómo influyen en su proceso de recuperación?

– Una vez acontecida la lesión, lo que aparece es el enojo, el miedo, la angustia, diferentes preguntas. ¿Podré mantener mi nivel de juego? ¿Volveré a ser el mismo que era antes? Y lógicamente exige un proceso de duelo. Porque teníamos algo que perdimos, y tenemos que aceptar esa lesión. Y creo que esta es una tarea muy importante para el deportista, porque las lesiones forman parte del deporte.

Y generalmente la primera pregunta que aparece es ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? Muchas veces el porqué nos deja instalados en la victimización del pasado, donde no podemos hacer mucho para eso. Por eso me parece que el desafío es poder convertir ese por qué en un; ¿Y ahora qué hago con esto?  Al principio va a tener mucha incertidumbre, va a estar molesto. Sin embargo, si puede afrontar la pregunta y reorientar, resignificar su búsqueda a través de su conciencia, va a poder encontrar seguramente un montón de sentidos que la lesión puede tener. Yo creo que cuando una lesión viene, nadie la quiere, no es deseada, nos representa angustia, pero también nos da la oportunidad de poder darle un sentido a aquello que estamos padeciendo. En la respuesta que damos a aquello que nos sucede, hay una decisión de en quién nos queremos convertir.

– ¿Qué papel juega la comunicación y el apoyo emocional del entorno del deportista durante su proceso de recuperación?

– Papel fundamental. La contención vincular sobre el inicio. Pero sobre todo la comprensión de lo que le sucede. Muchas veces cuando nos lesionamos, bien intencionadamente la gente te dice “va a estar todo bien, quedate tranquilo”. No sirve. Entiendo que la gente genuinamente te quiera decir eso, porque te quiere y te quiere ayudar. Pero lo más importante al principio es comprender empáticamente lo que le está pasando. Y está bien que estemos tristes. Y es más, en las etapas de duelo para llegar a la aceptación tenemos que afrontar la negación, el enojo, la tristeza. La tristeza tiene una función que es el repliegue sobre nosotros mismos para escuchar la voz de la conciencia que nos marca el rumbo a adoptar

Está bueno sentirnos acompañados. No hace falta que nos digan nada, simplemente sentir que las personas están ahí al lado nuestro apoyándonos, avalándonos y comprendiéndonos, para poder afrontar esa carga mucho mejor.

Lucas Blondel despues de ser operado por su lesion ligamentaria en la rodilla

Protección psicológica a los deportistas

– Ha mencionado la importancia de forjar factores protectores contra las lesiones. ¿Podría detallar cuáles serían y cómo podrían implementarse en la rutina de un deportista profesional?

– Tenemos diversos factores protectores. Desde el punto de vista psicológico los factores protectores que tenemos son, primero, generar entornos distendidos donde el aspecto lúdico juega un papel muy importante. Segundo, generar actividades por fuera de la propia actividad deportiva para poder contrarrestar la identificación exclusiva, donde el atleta solamente se define por aquello que hace y esto le implica mucha presión. 

Y creo que el factor más importante que tenemos que considerar desde el punto de vista psicológico es forjar espacios para que pueda circular y expresarse la emocionalidad a través de la palabra. Lamentablemente en el mundo del deporte hay pocos espacios para que la palabra pueda ser canalizada y donde la expresión pueda manifestarse.  Tenemos que forjar esos espacios y tomar conciencia de que si no aparece la emocionalidad no significa que no está sino que -lo que es peor aún-, que está y no puede ser expresada. Por eso el riesgo muchas veces es que pase al cuerpo. Tenemos que generar estas instancias culturales de poder manifestar a través de la palabra.

Otra cuestión importante es tener modelos que hayan atravesado la misma dificultad y que lo hayan resuelto de una forma eficiente. Hablar con compañeros que hayan padecido la misma lesión y que les comenten cuáles son los desafíos en cada momento. 

– ¿Cuál es tu opinión sobre cómo se puede mejorar la cultura deportiva en términos de cuidado emocional y mental de los deportistas? 

– De alguna forma, yo creo que estamos en una especie de transición de paradigma dominante. Estamos corriendo del modelo de la presión muy de a poquito y despacio hacia un modelo más integrativo, donde se contempla la emocionalidad, el sentido, el disfrute como parte de la práctica deportiva, que puede tener rendimiento sobresaliente con menor costo personal. Estamos en una especie de movimiento cultural. Cada vez los deportistas se animan a manifestar más aquello que les pasa, que sienten.  Hoy por hoy el deportista exige ser contemplado como una persona, no solamente como una máquina que responde eficientemente a estímulos.

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