Ramardo, el joven tuitero que desafía identidades: «Cualquier bait me traía interacciones y por ende seguidores»

Entras a X (exTwitter) y el primer tweet que ves es de Lali, pero no es lo que esperas. Está respondiendo de forma brusca a un fan que solo quería un saludo. Pasas de largo, pensando que fue un malentendido, pero horas después, lo mismo ocurre con Shakira. Intrigado/a, revisas el perfil detrás de estos intercambios poco amables y encontras a @Ramardoh1, una cuenta con 187,664 seguidores, una imagen de Bizarrap de joven y tweets que parecen no tener sentido alguno. 

¿Quién es Ramardo? Un joven tuitero conocido por suplantar identidades de personas famosas, cambiando su nombre y foto de perfil para publicar tweets falsos. Y si, si llegas tarde a ver uno de sus tweets y ya cambió de personaje, es probable que no tenga sentido alguno.

Un ejemplo de esto ocurrió en 2022, cuando Viviana Canosa elogió la postura del tenista Novak Djokovic, quien se negó a vacunarse contra el coronavirus y fue deportado de Australia, donde debía participar en un torneo.

Canosa llegó al punto de proponer matrimonio a Djokovic en Twitter, lo cual fue aprovechado por Ramardo para hacer un comentario humorístico: «¡No, gracias!»

En las redes sociales, a veces vemos noticias falsas que provienen de cuentas verificadas, lo que puede darles cierta credibilidad para algunos. Sin embargo, cuando se trata de Ramardo, sus seguidores no se dejan engañar tan fácilmente. Aunque su perfil diga «Novak Djokovic» y tenga la foto del tenista serbio, la mayoría sabe que es solo otra identidad graciosa creada por Ramardo. Ya es tan común que la gente en Twitter hasta le hace memes al respecto.

«Es uno de mis mejores baits. La comunidad de Twitter la verdad que reaccionó muy bien. Con este tweet hubo un aumento. En ese momento la cuenta estaba en un constante crecimiento y cualquier bait me traía interacciones y por ende seguidores», explicó en referencia a la reacción del público de Twitter ante una de sus primeras publicaciones con el objetivo actual de su cuenta.

En la página oficial de Twitter, en su sección «Integridad y autenticidad de la plataforma», se establece que «Si bien no tienes la obligación de mostrar tu nombre o imagen real en tu perfil (…)», lo cual implica que Ramardo no estaría violando ninguna norma de la plataforma hasta este punto. Aunque en ocasiones anteriores, haya revelado su nombre y mostrado su rostro, la mayoría de sus seguidores solo conocen una imagen de Bizarrap de cuando era más joven y el nombre «Ramardo». El entrevistado señaló: «La principal ventaja de mantenerme en el cuasi anonimato es que de alguna forma me da una especie de impunidad, lo que me permite opinar de todo y decir cualquier cosa».

Sin embargo, si continuamos leyendo lo que establece Twitter: «(…) tu cuenta no puede usar información de perfil falsa para representarse a sí misma como una persona o entidad que no tiene afiliación con el propietario de la cuenta, de manera tal que pudiera engañar a otras personas que usan X». Acá surge un problema. Es en este punto donde se plantea el debate sobre los límites de la libertad de expresión a través de la parodia y la suplantación de la personalidad.

Ramardo también confirmó esto al mencionar: «No tuve consecuencias legales (refiriéndose a los famosos cuyas identidades ‘robo’ por unas horas). Pero sí enfrenté repercusiones aquí en Twitter, como el cierre de varias cuentas». A pesar de esto, la persona detrás de esta cuenta sigue abriendo cuentas de respaldo para no perder a su fiel público que lo sigue una y otra vez.

El verdadero problema no está en estas cuentas que aportan a un espacio divertido y variado en internet, sino en la difusión de la parodia como si fuera una verdad absoluta. Esto distorsiona los debates políticos y sociales, generando opiniones polarizadas y sin sentido crítico. Estas opiniones buscan reforzar creencias incluso después de ser desmentidas, lo que representa un desafío significativo en la gestión de la información en redes sociales.

El entrevistado mencionó: «Las primeras publicaciones que hice siempre pasaron como verdades absolutas. Me sorprendió la reacción del público enojándose por lo que contaba y guardando rencor hasta el día de hoy o tratando de justificar lo que supuestamente había dicho. Tenía más de 200 a 2000 comentarios de gente opinando y debatiendo sobre algo que no había sucedido.»

Agregó además que: “Lo mejor de Twitter es que hay gente que comparte mi sentido del humor y de alguna manera termina siendo ‘cómplice’, validando lo que digo y difundiéndolo, lo que permite que todo se vuelva viral mucho más rápido. Eso es lo mejor de esta plataforma”.

Al igual que las imitaciones de famosos, las cuentas parodias nos hacen reír con la actualidad o el personaje que se está parodiando de manera irónica. Lo que las hace aún más interesantes en redes sociales es que estos personajes se vuelven virales en un espacio como Twitter, donde la comunicación es más horizontal, lo que nos permite interactuar con ellos. Esto hace que el juego sea bidireccional, ya que la mayoría de los usuarios responden a estos personajes de forma lúdica, como si fueran reales.

El surgimiento del internet nos enseñó que todo es efímero, especialmente en un mundo donde los intereses y tendencias cambian constantemente. Ramardo lo comprende bien: «Para mí, esto no es un trabajo. No se puede vivir de Twitter. Gracias a Dios tengo un trabajo aparte, porque no se gana lo suficiente aca. Hubo algunos meses con buenos ingresos, pero no son estables».

Continúa explicando su perspectiva: «Es más un pasatiempo, me divierte bastante. Cuando veo algo gracioso o encuentro un tuit interesante, trato de hacerlo aún más divertido, buscando juegos de palabras o imágenes graciosas para publicarlo. Solo quiero usar Twitter para relajarme y reírme».

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